
Un ejemplo fue el Japón-Camerún. Un encuentro infame en todos los sentidos. El único tiro a puerta de la primera parte acabó en gol y en la segunda los africanos sólo tuvieron una ocasión para empatar. La disciplina nipona bastó para sumar una victoria que le pueda llevar a octavos de final. Enfrene, los leones indomables fueron simples terneritos. El seleccionador Le Guen decidió inventar la pólvora y la jugada le salió mal. Un centro del campo formado por tres hombres de contención con poco sentido para mover el balón y pegar a Etoo a la banda derecha como un islote fueran dos decisiones que llevaron a su selección a una casi segura eliminación.
Tampoco el Italia-Paraguay fue para echar cohetes. Hubo mucha intensidad, pero como en la mayoría de encuentros de este Mundial el balón se perdía en el centro del campo al no aparecer ningún futbolista capaz de moverlo con criterio. Ante la falta de "peloteros" se entiende que los dos tantos llegaran a balón parado. Preocupante que una potencia como Italia no tenga un sustituto para Pirlo (Cassano se estará riendo en su casa) y que tuviera que ser uno de los futbolistas de la vieja guardia, Camonaresi, quien cambiase la dinámica de su selección. Destacar la aportación de Criscito en el lateral izquierdo y las internadas de Pepe por la banda. Por su parte, Paraguay me pareció un equipo ordenado, bien defensivamente (gran encuentro de los dos centrales) y con un delantero llamado Lucas Barrios que puede dar que hablar.
Se acerca el momento de España y lo espero con impaciencia porque se echa de menos disfrutar con lo que ves a través de los televisores y no con lo que ganes en una casa de apuestas.
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